Por ITSMANIA PINEDA PLATERO
Colegio Latinoamericano de periodistas, COLAPER, HONDURAS ,Tegucigalpa
Cuando los que mandan pierden la vergüenza, los que obedecen, pierden el respeto.
(Georg Christoph Lichtenberg)
A nivel constitucional la vida es el primero de los derechos de la persona humana; además es un valor constitucional de carácter superior y su respeto y garantía aparece consagrada como un principio del ordenamiento jurídico político. Asegurar la vida, no es solo el derecho subjetivo que se tiene sobre la vida, sino la obligación de los otros a respetar el derecho a seguir viviendo o a que no se anticipe la muerte; en este sentido amplio está el Preámbulo de la Constitución Política. La finalidad de toda sociedad es mantener la vida en su plenitud.
Entendiéndolo de esta manera, toda situación que haga de la existencia del individuo un sufrimiento es contraria al derecho constitucional fundamental a la vida, como el derecho a existir con dignidad, de no sentirse perseguido(a), amenazado(a), de poderse expresar con libertad, lo contrario convierte nuestras vidas en un sufrimiento o en algo indeseable.
La promoción y protección de los derechos humanos ha sido una de las mayores preocupaciones para las Naciones Unidas desde 1945, fecha en la cual los países fundadores de la Organización, acordaron impedir que los horrores de la Segunda Guerra Mundial se reproduzcan.
Tres años después, en la Declaración Universal de los Derechos del Humanos, la Asamblea General exprimió que el respeto a los derechos humanos y a la dignidad de la persona humana "son los fundamentos para la libertad, justicia y paz en el mundo". En 1950 la Asamblea General invitó a todos los Estados miembros y a las organizaciones interesadas a que observaran el 10 de diciembre de cada año como Día de los Derechos Humanos (resolución 423(V)).
En la última década Honduras se ha caracterizado por un aumento progresivo de la criminalidad, corrupción, masacres, persecuciones, feticidios, amenazas y asesinatos de periodistas, violación exclusión, incremento en la estigmatización, la marginalidad y la miseria en muchos que por años hemos añorado ser escuchados,
Teresa de Calcuta decía que: " Cada hombre es importante y merece nuestra atención, nosotros siempre tratamos con individuos nunca con las masas, pero si esperamos que hayan muchos nos perderemos en la cuantiad, y no haremos nada por nadie...
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