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viernes, 27 de junio de 2008

Fiscalía exhuma cuerpo en busca de evidencias

Diligencia judicial
Los principales sospechosos del crimen son tres hermanos de la víctima
Por: Benjamín Martínez
( diarioSPAMFILTER@elheraldo.hn)

El cuerpo fue sacado por parientes de Jacobo Castillo, asesinado hace 18 meses.


Valparaíso.
La sospechas de que fueron sus propios hermanos los que acabaron con la vida de un campesino hace 18 meses obligaron a las autoridades judiciales a hacer una exhumación en esta comunidad.
Los tres hermanos fueron detenidos hace nueve meses y desde ese tiempo guardan prisión como sospechosos.
La madre, padre y otros familiares aseguran que los responsables del homicidio fueron enemigos y estos mismos adversarios planearon todo para inculpar a los hermanos.La víctima fue Jacobo Castillo, de 33 años de edad.
La exhumación se realizó en Valparaíso, aldea de Danlí. Hasta el lugar del sepulcro llegaron decenas de operadores de justicia y familiares.La muerte se ejecutó el 13 de diciembre de 2006. En ese momento se informó que Castillo fue derribado del burro de un certero balazo.
María Otilia Castillo, hermana de la víctima, dijo que la tragedia de la familia es muy grande porque no solo perdió la vida su hermano, sino que otros tres se encuentran detenidos en la granja penal de Danlí.Otilia dice que a sus hermanos los acusan otros parientes, de apellido Amador, quienes tienen viejas disputas con la familia por la propiedad de unas tierras. Los hermanos detenidos son: Jorge, Roberto y Rubén Castillo Gonzales.
Un cuarto sospechoso, Mario Gonzales Amaya, está detenido desde hace cuatro meses y, según los familiares de la víctima, este sería el verdadero autor del homicidio. María Otilia Castillo dijo que desde el primer momento los Amador señalaron como culpables del asesinato a Mario, alias “El Mayungo”.

Errores de procedimiento

El doctor Vladimir Núñez, quien practicó la exhumación, dijo que encontró vestigios de algunas lesiones, pero no quiso decir de qué tipo. El examen también permitió localizar lo que sería una ojiva o el perdigón de una escopeta, que debe ser sometido a una prueba de balística.

En la escena estaba también Itsmania Pineda Platero, una activista de la organización de derechos humanos Xibalbá, quien denunció que desde el inicio hubo mal manejo de la escena del crimen, pues no se presentó el fiscal, no llegó el médico forense y tampoco hubo presencia de los técnicos de inspecciones oculares.
No consta en el expediente la cadena de custodia de las evidencias, la escopeta a la que se le atribuye la ojiva fue encontrada muchos meses después de cometido el asesinato y técnicos de inspecciones oculares dieron fe de unas fotos que ellos no vieron.