miércoles, 7 de enero de 2009

Técnica láser para retirar tatuajes




Fuente: Graciasdoctor.com



Anteriormente, los tatuajes en la piel permanecían toda la vida y no daban lugar al arrepentimiento. En muchos casos el tatuaje duraba más que la relación que impulsaba al enamorado a colocarse dicha marca. Pero hoy en día existe un tratamiento láser que permite retirar estas marcas en la piel. El tratamiento láser "Q-switched Alexandrite", permite a los dermatólogos eliminar los tatuajes, las pecas y otras manchas en la piel. "Este nuevo tratamiento láser ofrece ventajas sobre tiramientos anteriores como la cirugía y la dermabrasion, a través de los cuales la piel es mecánicamente lijada o frotada con sal para remover el pigmento. Estos métodos pueden retirar el color pero dejan cicatriz", manifestó el Dr. Christopher J. Arpey, profesor de dermatología de la Universidad de Iowa en Estados Unidos. En comparación, el láser Alexandrite presenta un riesgo mínimo de cicatrización o sangramiento y no se necesitan suturas. Elimina la mayor parte del color. Este tratamiento láser fue desarrollado por investigadores de la Universidad de Harvard y el Centro Médico Tufts.

"Algunas personas necesitan quitarse los tatuajes por causa de una reacción alérgica tardía a las tintas usadas" explicó el dermatólogo Duane C. Whitaker agregando que para muchas personas el eliminar un tatuaje es una decisión de gusto personal. Algunas personas intentan retirar un tatuaje por si mismo lo cual puede llevar a una infección que solo agrava el problema. Este tipo de láser es más eficaz en la eliminación del azul, negro y verde. La decisión de hacerse un tatuaje en la piel se puede dar en un momento de arrebato, pero quitárselo puede tomar hasta un año de tratamientos. La eliminación de un tatuaje profesional puede tomar hasta 10 sesiones de tratamiento intensivo, que deben extenderse en un periodo de un año. Este láser no elimina el pigmento a través de la succión del color, sino que fragmenta el pigmento en pedacitos que son absorbidos por la sangre. El proceso no ocurre en la superficie de la piel, y por eso no se pueden ver los resultados inmediatamente. Después del primer tratamiento la piel puede quedar adolorida o hincharse un poco. Casi nunca se dan reacciones alérgicas. Según los pacientes que han realizado el tratamiento, el remover un tatuaje no duele más que el colocárselo.

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