Aparición de grupos de "limpieza social" en Centroamérica enciende alarmas
Septiembre 14, 2006TEGUCIGALPA, Honduras AFPLa aparición de grupos de "limpieza social" en Guatemala, Honduras y El Salvador, que se encargan de ejecutar a presuntos pandilleros y delincuentes, ha encendido las alarmas de los grupos de derechos humanos en la región centroamericana.
En la región "operan grupos de exterminio para matar a los jóvenes", y si bien "no identificamos en estos escuadrones de la muerte a policías o militares, hay quienes dicen que sí" participan, afirmó el director de la ONG Casa Alianza para Honduras, Manuel Capellín. Casa Alianza, que tiene su sede en Nueva York y que dispone de albergues para la rehabilitación de jóvenes infractores en América Central, señala que en Honduras han sido ejecutados 3.300 menores de 23 años desde 1998. Pero la organización aclara que los asesinatos se dan no sólo por los grupos de exterminio sino por parientes de víctimas, autoridades en algunos casos y por la encarnizada lucha que protagonizan las numerosas pandillas Mara 18 (M-18) y Mara Salvatrucha (MS-13) que en Honduras podrían tener hasta 100.000 miembros.
"En este gobierno (de Manuel Zelaya, que asumió el 27 de enero) ya llevamos 320 asesinatos, es decir, un promedio de 40 por mes y en el gobierno de Ricardo Maduro (2002-2006) murieron 1.974 jóvenes, 42 por mes", detalló Capellín.
Según éste, algunos de los crímenes son cometidos por grupos de exterminio por el patrón que utilizan: "Aparecen los cadáveres de dos o tres jóvenes ejecutados, amarrados de las manos, y con el tiro de gracia en la cabeza".
El dirigente humanitario destacó que "lo mismo está pasando en Guatemala y El Salvador, (los grupos utilizan) los mismos de tipos de armas, vehículos y las ejecuciones son en grupo".
En El Salvador, el alcalde de la ciudad salvadoreña de San Miguel (este), Wilfredo Salgado, denunció recientemente la aparición de al menos dos grupos de exterminio -autodenominados "La sombra negra" y "Comando Maximiliano Hernández Martínez"- que han exigido a miembros de pandillas y bandas de delincuentes comunes y extorsionistas que "abandonen" esa localidad so pena de eliminarlos.
Aunque no hay constancia de que en los grupos de exterminio paraticipan policías y militares, muchos opinan que sí. La jefa de Asuntos Internos de la Policía Preventiva salvadoreña, María Borjas, fue separada del cargo en enero de 2003 por protestar por el despido, por los superiores, de sus asistentes que investigaban escuadrones de la muerte de la Policía. Borjas aseguró que en San Pedro Sula, norte del país, operaba un escuadrón de la muerte que se autoidentificaba como "Los Magníficos", integrado por 20 equipos de cinco miembros cada uno. Dichos escuadrones habrían liquidado a supuestos delincuentes, incluyendo a jóvenes de las pandillas MS-13 y M-18. Las ejecuciones "son una política de Estado porque es más fácil, en el pensamiento de ellos (los gobernantes) eliminar a estas personas que establecer programas de rehabilitación que son costosos y requieren bastante tiempo", subrayó Borjas.
El defensor de derechos humanos guatemalteco Miguel Angel Albizures asegura por su parte que "existe un plan premeditado en el que participan fuerzas de seguridad", sobre todo, "porque no hay persecución judicial" contra los autores de esta nueva forma de limpieza social. "No creemos que haya participación del Estado, pero hay participación de elementos" del Estado, aseguró.
Itsmania Pineda, una activista humanitaria que dirige una ONG que rescata a jóvenes de las pandillas -Xibalbá, Arte y Cultura-, sostiene que los grupos de exterminio son miembros de la policía porque los vehículos que utilizan pertenecen a esa institución. La ineficacia de los sistemas judiciales -la inmensa mayoría de los crímenes no son investigados- y las políticas de mano dura y mano super dura contra las pandillas o maras está haciendo que muchos prefieran tomarse la justicia por su mano, denuncian los defensores de derechos humanos.
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