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jueves, 26 de diciembre de 2013

Bajan muertes de periodistas, pero sube nivel de amenazas


EL TIEMPOHN
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París, Francia (AFP)
La cifra anual de periodistas asesinados por causas relacionadas con el ejercicio de su profesión ha vuelto a ser muy elevada en 2013, aunque los 71 profesionales asesinados suponen un 20 por ciento menos que el año anterior, según el último balance de violaciones a la libertad de información, publicado anualmente por Reporteros sin Fronteras.


Los secuestros también han aumentado considerablemente, un 129 por ciento, y, en general, los ataques a los informadores de todo tipo.

"A pocos días del séptimo aniversario de la resolución 1738 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas sobre la protección a periodistas, combatir la impunidad debe ser una prioridad de la comunidad internacional", afirma Christophe Deloire, secretario general de Reporteros sin Fronteras.

Asia (con 24) y Oriente Medio y el Norte de África (con 23) son las regiones con más periodistas asesinados este año por causas relacionadas con su profesión.

El número de periodistas asesinados en el África subsahariana decae, de 21 en 2012, a 10 en 2013, sobre todo por la disminución de los asesinatos en Somalia (de 18 en 2012 a 7 en 2013), mientras que América Latina sigue una pauta similar, pasando de 15 en 2012, a 12 en 2013.

PAISES MAS PELIGROSOS
Siria, Somalia y Pakistán continúan en la lista de los cinco países más peligrosos del mundo para ejercer el periodismo. A ellos se ha juntado ahora Filipinas, que ha reemplazado a México y Brasil en las posiciones del año pasado, aunque Brasil ha tenido los mismos periodistas asesinados -5- que el 2012, mientras que, en México, dos periodistas han sido asesinados y otros tres han desaparecido.

El regreso del PRI al poder y las nuevas presiones a los medios de comunicación han contribuido a aumentar la autocensura, motivo, quizás, por el que la cifra de periodistas asesinados haya disminuido con respecto a otros países.

El 39 por ciento de las muertes ocurren en zonas de conflicto, como Siria, Somalia, Mali, la provincia india de Chhattisgarh, la pakistaní de Balochistán, y la república rusa de Daguestán. Las demás muertes pueden atribuirse a acciones de grupos armados vinculados a organizaciones criminales (incluidos narcotraficantes), milicias islamistas, policía o fuerzas de seguridad, y oficiales corruptos.

De los 71 periodistas asesinados en 2013, el 37 por ciento trabajaba para medios impresos, el 30 por ciento para emisoras de radio, 30 por ciento también para canales de televisión y el 3 por ciento trabajaba para medios en Internet. La mayoría de ellos (un 96%) eran hombres.

¿POR QUE LOS MATAN?
El número de periodistas asesinados por causas relacionadas con su profesión ha caído un 20 por ciento del 2012 al 2013, pero ello se debe a la excepcionalidad del curso pasado, especialmente mortífero para los periodistas, con 88 asesinatos a lo largo del año.

Las cifras de 2013 se asemejan más a las de los años anteriores, con 67 periodistas asesinados en 2011, 58 en 2010 y 71 en 2009, sin embargo las agresiones y amenazas han aumentado, provenientes sobre todo de fuerzas de seguridad y grupos no estatales. Los periodistas han sido blanco constante de las fuerzas de seguridad en Turquía, por ejemplo, durante las protestas en el parque Gezi, y en Ucrania, por las manifestaciones en la plaza de la Independencia.

Durante la "primavera brasileña" se registraron más de 100 casos de acosos y agresiones a periodistas, la mayoría por parte de la policía militar. En Colombia y México también han aumentado las protestas y las agresiones por parte la policía a los profesionales de los medios de comunicación.

Los periodistas también estuvieron entre las detenciones políticas que tuvieron lugar en Egipto y fueron víctimas de la violencia sectaria en Iraq, de las milicias libias y de la amenazas por parte del Gobierno y la oposición guineana durante las manifestaciones previas a las elecciones. En India, Bangladesh y Pakistán también han aumentado las amenazas y agresiones contra periodistas, así como las muertes.

El aumento de periodistas secuestrados ha sido considerable (de 38 en 2012 a 87 en 2013). La mayoría de los casos han tenido lugar en Oriente Medio y el Norte de África (71), seguidos del África subsahariana (11). En 2013, 49 periodistas fueron secuestrados en Siria y 14 lo han sido en Libia. El caso sirio se ha vuelto cada vez más sistemático, disuadiendo de forma creciente a los periodistas de viajar al país. Los periodistas extranjeros han sido víctimas, tanto del Gobierno sirio, como de los grupos islamistas, como ISIS y Jabhat Al-Nosra. Pero los periodistas sirios siguen siendo los más expuestos.

En total, al menos 18 periodistas extranjeros y 22 informadores sirios están secuestrados o desaparecidos.

VIOLENCIA CAUSA DESPLAZAMIENTO
Las amenazas y la violencia han forzado también a muchos profesionales a huir de sus países. La violencia en Siria deja al menos 31 periodistas, profesionales y ciudadanos, exiliados en 2013. Muchos de ellos están ahora en Turquía, Jordania, Líbano o Egipto. Pero su situación sigue siendo muy complicada, víctimas de la xenofobia en Egipto y de apoyar a los Hermanos Musulmanes; interrogados y amenazados por los servicios de seguridad jordanos; o amenazadas o por las milicias libanesas pro Assad.

En Irán, pese a la elección del candidato “moderado” Hassan Rohani, como Presidente, en junio de 2013, y pese a las promesas de reforma formuladas por éste, un total de 12 periodistas han tenido que dejar el país huyendo de la persecución del Gobierno.

Cinco periodistas eritreos han escapado también del régimen del Presidente Issaias Afeworki. Tras negarse a doblegarse ante la propaganda gubernamental han optado por huir, temiendo ser detenidos o encarcelados en alguna de las deplorables prisiones del país.

Mientras, en Somalia, el éxodo de periodistas continúa. La mayoría termina en la vecina Kenia, donde también han visto disminuida su seguridad este año ante la creciente xenofobia desatada tras la ofensiva militar de Kenia sobre Somalia, en 2011, y tras la incertidumbre en torno a solicitudes de protección por parte de somalíes en la Agencia para los Refugiados de Naciones Unidas.

Al menos 178 periodistas están encarcelados en la actualidad. China, Eritrea, Turquía, Irán y Siria siguen siendo las cinco mayores cárceles del mundo para los informadores, como ya lo eran en 2012. El número de periodistas encarcelados se mantiene en China, Eritrea e Irán, mientras que decae algo en Turquía, donde las reformas legislativas han puesto en libertad condicional a una veintena de periodistas, una situación que, no obstante, sigue distando mucho de las necesidades de enmienda de las represivas prácticas del sistema judicial turco.

"A pocos días del séptimo aniversario de la resolución 1738 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas sobre la protección a periodistas, combatir la impunidad debe ser una prioridad de la comunidad internacional": Christophe Deloire, secretario general de Reporteros Sin Fronteras.

Piden que el ataque a un periodista sea considerado crimen de guerra

PARIS.- El secretario general de Reporteros sin Fronteras, Christophe Deloire hizo un llamamiento en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que tuvo lugar el 13 de diciembre sobre "Protección a Periodistas", para poner fin a la impunidad.

Deloire pidió la enmienda el artículo 8 del estatuto del Tribunal Penal Internacional para que "los ataques deliberados contra periodistas, trabajadores de los medios y otro personal asociado a la profesión" sean considerados crímenes de guerra.

Además, Reporteros Sin Fronteras recomendó la creación de un grupo de expertos independiente o un grupo de vigilancia vinculado al secretariado de Naciones Unidas que tenga como principal tarea vigilar el respeto de los Estados miembros de sus obligaciones de garantizar la persecución justa e imparcial de los casos de violencia contra periodistas.

 Finalmente RSF demandó a Naciones Unidas y a los Estados miembros que promuevan y tomen las medidas necesarias para proteger a los informadores y defensores de los derechos humanos que estén en peligro en los países donde estén exiliados, y que creen igualmente mecanismos de alerta específicos.

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